No quiero hablar de las nostalgias, las dudas y las porquerías existenciales que los rostros evocan.
Quiero ir más allá. Detenerme en los abstractos y los vacíos que también están ahí. En el todo profundo que se sumergen esas figuras. En las oscuridades y en las esperanzas. Sus crudos materiales y las esencias que los conforman.
Quiero pensar que esas caras no permanecen estáticas, trabadas en un sitio, sino que
desde donde se encuentran se detienen a contemplar el momento antes de….
Quiero creer que esos rasgos son también la puerta de entrada a la infinita tormenta de nosotros mismos._

Por Lucas L. Aime

Río Cuarto, Córdoba. 2012